La Opinion: The Grandmas of Plaza Olvera

By Gabriel Lerner at La Opinion

“¡Es un privilegio ser abuela y bisabuela!”, grita Rosa Ayala. “Haberme hecho ciudadana para poder votar… pero la juventud son el futuro, hay que cuidarlos”.

Ayala habla desde un escenario improvisado en el patio de la Iglesia Nuestra Señora Reina de Los Ángeles, en la Plaza Olvera.

“Para que estudien, para que no anden como yo limpiando oficinas”.

La abuela se dirige a los fieles que entran y salen del templo en el centro de la ciudad. Es domingo y junto con otras abuelas ha venido a participar en un evento para registrar nuevos votantes a las elecciones del 2 de noviembre.

“Bendito Dios por cada uno de los jóvenes, y porque somos un pueblo de guerreros”, concluye Ayala, y enardece a los presentes.

Axel Caballero, organizador de Cuéntame, me lleva ante las abuelitas. Están sentadas en una mesa similar a las de votación, esperando a que la gente salga de la iglesia para ofrecerles registrarse para votar por vía electrónica, con unas computadoras.

“Los que quieran se lo podemos hacer manualmente”, dice una. Es fácil, ríe Caballero, hasta una abuelita lo puede hacer.

Son Rosa Rodríguez, Guadalupe Díaz, Carmen Reyes, Amalia González, su esposo Lorenzo González y Rosa Ayala. Visten las playeras de Cuéntame, una “comunidad interactiva de Latinos, para Latinos y el publico en general”, como explica Axel.

“Tiene doble significado — cuéntame a mí, de cuentas, y cuéntame tu historia, de contar”.

Cuéntame, creado por Caballero y Ofelia Yáñez con apoyo de Brave New Foundation, existe primordialmente en una página de Facebook, que en pocos meses alcanzó la potente suma de 43,000 seguidores. Hoy están aquí, en carne y hueso. Movilizaron a grupos y organizaciones interesados en promover la participación ciudadana.

Entre ellos, Dale Walker y Marcos Oliva, de los fundadores del grupo Basta que trata de combatir la corrupción en la ciudad de Bell y que ahora promueven la remoción de los existentes concejales vía el voto de destitución o recall. Son idealistas y entusiastas.

“Ya tenemos los votos para lanzar la destitución”, anuncia Walker. Aunque no les intriga postularse para los puestos una vez queden vacantes, su interés por la cosa pública es palpable.

También está Jesús de Voto Latino 2010, una iniciativa de la actriz Rosario Dawson y que coloca carteles que rezan “United we win”: Unidos venceremos.

El sol quema y en el recinto del templo los carritos de refrescos, aguas y salchichas compiten con los de la política. Las familias que esperan se concentran bajo los arcos de la galería.

Las Abuelas de Plaza Olvera están presentes como miembros que son del sindicato SEIU, local 1877: los janitors. El grupo representa a 25,000 trabajadores de la limpieza y lo preside Mike García, quien hace un apasionado llamado a registrarse y a votar. “Quien quiera ganar las elecciones en California necesita alrededor de 4.6 millones de votos”, me dice. “Y los latinos son 3.4 millones de votantes”. Así de importantes.

Etelvina Villalobos, una activista salvadoreña, es otra integrante del grupo. “Soy una ministra de esta iglesia” anuncia, y hace otro llamado a la participación cívica. Luego me cuenta que durante la fase de los anuncios en la misa notificará a la gente de la presencia de Cuéntame.

Como las Abuelas de Plaza Mayo en Buenos Aires, éstas abuelas responden al llamado porque otra no queda. Las une, no el insondable dolor de tener a sus hijos y nietos y desaparecidos, sino la esperanza de que aquellos por el contrario reaccionen y se involucren.

“Yo, sí, ando limpiando oficinas, ahi en la Flower, donde están ustedes”, me dice Rosa. “Somos del pueblo”.

La gente deja el recinto; otros llegan para la próxima misa. Pronto, todas las sillas para registrarse están ocupadas. Generalmente, por gente joven y seria. Pero también, en más de un caso, por otra abuelita que ha oído el llamado de sus pares y viene, para que la cuenten.


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