Sueños De Un Cambio

mai68.jpgPor Rafael Pavlovich Caballero

Sueños de un cambio, confabulaciones y vanas discusiones, pasan día a día, como hojas y polvo que se las lleva el viento. Combatientes de la libertad alegan desde lo moral, lo político y lo económico.

En la vida cotidiana todo sigue igual, la muerte asecha sus mentes. Si, la muerte, la preocupación, el aburrimiento, la ignorancia, la ansiedad, el miedo, la pereza; Así se vive la muerte.

Y como culpar al gobierno, al consumismo, al crimen, a las drogas – si somos parte de la máquina. Aquella que no para. La que se le llama Estado.

¿Ocupar a Wall Street?

Si; pues la historia nos ha enseñado que con violencia se empeoran las cosas. El poder de la solidaridad de un pueblo es grande y a través de ella se pueden alcanzar gigantescos cambios.

La tecnología, así como el Internet puede unirnos en protesta – pero pacífica. Protesta por las injusticias hechas por imbéciles políticos y empresas destructoras. Ideas magnánimas pueden formularse y en algunas formas concretarse.

Pero el progreso real no está en ver si nuestras ideas se concretan o no. Existen ideas maravillosas, de nuevos sistemas económicos y políticos – meras utopías. Y es que la vida se nos va en hacer planes, siempre promoviendo un movimiento en contra de aquello a favor de esto.

El verdadero progreso se encuentra en la caridad, la belleza que se nos escapa, el amor y la consciencia. Abrumados por el movimiento externo, nos olvidamos que dentro es donde realmente existimos.

La solidaridad necesita educación. La consciencia ya no distingue entre lo espiritual, entre el arte o entre el diario vivir. Nos desconocemos los unos a los otros, viviendo vidas sin un valor que se sienta. Existimos sumergidos en el miedo. Preferimos rezarle a Dios para que nos haga el milagro, nos libre de nuestras penas, nos saquemos la lotería.

Estaría bien ponerse a pensar si el cambio que realmente necesitamos es externo. Y si el impedimento real que tenemos es la gran injusticia, la máquina del gobierno, la religión o, tal vez es nuestra propia confusión.

La falta de silencio en nuestras vidas, de armonía, de consciencia de nuestro ser mas íntimo. Antes de empezar a culpar circunstancias y adentrarnos en penas, hay que poetizar nuestra existencia. La verdadera libertad de vivir está en el pensamiento. Se encuentra en el juego de la conversación de nuestras mentes.


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